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José Espinoza es un joven chileno protagonista de una una preciosa historia de superación. Tras mantenerse alejado de su padre durante muchos años, éste decidió aprender a montar en moto para poder compartir una pasión con su hijo. De este modo, padre e hijo empezaron a quedar los fines de semana para montar en moto y recuperar un vínculo perdido desde hace más de una década.
La desgracia llegó a la vida de José el día de Año Nuevo. Una bala perdida le atravesó su médula espinal mientras estaba en la playa junto a unos amigos, quedando parapléjico de por vida. Lejos de rendirse, José luchó por seguir adelante, animado por un deseo en su mente: volver a montar en moto junto a su padre. Gracias a ese pensamiento fue capaz de aprender a depender de si mismo, hasta que llegó el día en el que pudo volver a montar en compañía de su mejor amigo: su padre.